miércoles, 7 de julio de 2021

Herminia Concha Gálvez , dignidad infinita


Nuestro territorio rodeado de cerros, pero también rodeadas de grandes historia y vidas que han marcado el largo camino de la Pincoya. No podemos olvidar aqullxs que son partes de la de construcción del territorio, que han jugado un papel determinante en el somos del presente, Hoy patipperiando por las distinta calles de la población, mirando los muros de los distintos pasajes que hablan del un pasado y un presente de lucha y resistencia, en ese contexto nos detenemos en la imagen e historia de Herminia Concha Gálvez. 
 
Herminia, pobladora del territorio pincoyano fue luchadora incansable por los derechos del pueblo, participo activamente en la toma de población Santa Adriana, para luego trasladarse a las tomas de la Pincoya, la personalidad rebelde y decidida, hizo de su vida una militancia constante de lucha, ya en la década de los 60 participó en la fundación del MIR (movimiento de izquierda revolucionario) participando en el Movimiento de Pobladores Revolucionarios, siendo expulsada más tarde de la colectividad, pero eso no fue impedimento para que Hermina siguiera su sendero de lucha, levantando organizaciones y comité de salud popular en la población la Pincoya. En la madrugada de ese fatídico martes 11 de septiembre 1973, Herminia como cientos de chilenxs, sufrió la cárcel y el destierro.
 
Siendo exiliada en Suecia, donde se organizó con los grupos de apoyo contra la dictadura en Chile, más tarde al fragor de la revolución Nicaragüense, fue una ferviente activista por este proceso, generando una campaña para la compra de un tanque para el combate, pero una vez que el Frente Sandinista de liberación Nacional llega al poder, cambia el tanque por un tractor que ella misma se encarga de llevar al pueblo sandinista, ahí toma la bandera roja y negra para apoyar el sueño del socialismo revolucionario en América Latina, su acción no se limita a una buena intención. Herminia Concha es parte de la lucha frontal a las fuerzas de la contrainsurgencia Nicaragüense, mostrando con creces su profundo internacionalismo al vestir el uniforme verde oliva y empuñar el fusil para la liberación de lxs pobres.
 
Luego de apoyar a los nicaragüenses, vuelve a la Pincoya a mediados de los 80, para unirse de lleno al proceso de resistencia popular contra la dictadura, la podemos ver parando ollas comunes para palear el hambre y la miseria de los pobladores, bibliotecas populares, talleres de formación política, también levantando policlínicos clandestino para ayudar a las y los combatientes de la resistencia y en las distintas jornadas de protesta al calor del fuego de las barricadas. 
 
Con el triunfo del “No” y la cocina política a finales de los 80, se inicia el proceso de transición democrática, según el otrora demócrata cristiano Patricio Aylwin “es una transición democrática a medida de lo posible”, que deja al descubierto que el modelo neoliberal impuesto a sangre y fuego por Pinochet y que luego es ratificado por los gobiernos de la concertación, este es el nuevo engaño de la clase política, así se inicia las bases para la dictadura de los empresarios. Desde ese escenario Herminia inicia un nuevo proceso de lucha, al margen de los sectores políticos que negociaban sin pudor, con aquellos que asesinaron, torturaron y precarizan al pueblo. La trinchera de los marginados retumba como nunca en sus pensamientos. Herminia no abandona su enorme convicción que es posible transformar el mundo, por ello insiste que la organización popular es la alternativa para alcanzar la liberación. Su casa del sector del bosque se transforma en el epicentro de los sectores políticos revolucionarios. Al igual que antaño la olla común, los talleres de formación política y las jornadas de propaganda para los presos políticos y mapuches son la constante en su diario vivir. Su intensa vida estuvo marcada por la lucha revolucionaria, que lamentablemente se apagó un 7 de julio del 2009, cuando una micro del Transantiago la alcanzo dejándola gravemente herida, para fallecer a los pocos días con más de 70 años. 
 
Han pasado más de 10 años y la figura de la Herminia concha sigue viva en nuestro territorio y en todos aquellos donde la lucha de los nadie se levanta contra la injusticia y desigualdad. Herminia, al igual que la Luisa Toledo, que cuando estamos realizando este humilde escrito nos enterábamos de su partida. Ambas dejan huellas imborrables en la historia del pueblo, que escribieron con sangre y sufrimientos, ambas son parte de la historia, que han demostrado que luchar no es resorte solo de aquellos que aparecen en los libros o en algún relato, por el contrario son vidas comunes con un compromiso militante de vida, que pocos y pocas llegamos alcanzar. 
 
Hoy y siempre estarán en las barricadas, en todes aquellos que hoy se rebelan ante este sistema y sus formas de dominación, aquellxs que están privados de libertad y por todes que creemos que es posible transformar este mundo, Herminia de la Pincoya, como la Luisa de la Villa Francia como muches les conocían y quienes tuvimos la oportunidad encontrarlas o toparnos, ya sea en la protesta, en alguna jornada cultural, en un mitin callejero o visitando el espacio que levantaron con dignidad y decisión revolucionaria.
 
Herminia Concha Gálvez, militante de la vida y del pueblo
Luisa Toledo, luchadora inclaudicable de la vida
¡ Presente!

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