x Periferia Norte - La Pincoya Informa
La vida de los grandes capos del narcotráfico no es muy duradera. Su suerte suele ser o una tumba, como las de Pablo Escobar o Amado Carrillo, o una celda, como las del “Chapo Guzmán” o las de los hermanos Rodríguez Orejuela. Lo mismo vale para los traficantes y bandas que controlan a punta de violencia cuadras y pasajes en nuestras poblaciones. Los narcos y sus soldados caen, pero el dinero sigue ahí. Y no está enterrado en la selva o el desierto ni guardado en el entretecho de una casa, como la caricatura que han generado las series de Netflix, sino que ha sido absorbido e invertido en el sistema financiero gracias a la complicidad activa y pasiva de los principales bancos del mundo. Los verdaderos narcotraficantes.