domingo, 6 de junio de 2021

Comer en La Pincoya, tan cerca de los ricos ...

 x Periferia Norte - La Pincoya Informa

Según los datos de los últimos gobiernos, en Chile el problema de la desnutrición ya era parte del pasado, pero los resultados nutricionales dados por la Junaeb (Junta Nacional de Auxilio escolar y Becas) para este año 2021 (1), llevan nuevamente al tapete el problema de la alimentación. La información entregada nos señala que el problema de la mal nutrición es una constante en nuestxrs niñes y en la población en general. Datos apuntan que la población escolar mal nutrida está en aumento. El director del INTA (Instituto Nutricional y Tecnología de los Alimentos) dice que están apareciendo focos de desnutrición en grupos vulnerables y teníamos erradicado ese problema” (2).

La realidad nos golpea y en especial a nuestro territorio La Pincoya. Según los datos, el 5,4% de lxs niñes en las escuelas de nuestra comuna están desnutridos, el porcentaje equivale a 104 estudiantes (3); la cantidad, tal vez para algunas personas, podría ser no preocupante, sin embargo, la pandemia y sus escasos estudios, no solo dejan al descubierto la desnutrición de nuestra población, sino que también se suma a esto la obesidad; dos caras de un mismo problema.
 

Desnutrición versus obesidad

Las redes sociales locales reventaron con la noticia y, como siempre, los matinales se dieron un festín con la desigualdad social en Chile. Ya es sabido que los medios de comunicación oficiales sobreexponen las necesidades de los pobres. Las instituciones se pelotearon el problema desde el gobierno central, también el mal parado gobierno local (municipalidad), todes se enfocaron en el problema de la desnutrición en la pobla, pero la información iba acompañada con una realidad tan terrible como la primera, el sobrepeso, que no es producto de una buena alimentación, por el contrario, es la consecuencia de la precariedad de las y los pobres a la hora de comer.

El 54% de los niñes en Chile está con sobrepeso u obesidad (4), dato preocupante, pues entendemos a la obesidad como la pandemia del nuevo siglo. La súper producción de alimentos y la mala calidad de los productos, es la forma del capitalismo para hacer de las necesidades vitales el más vil de los negocios. El problema nos toca profundamente en nuestros territorios, quedando al descubierto los malos resultados dados por la JUNAEB, la obesidad avanza a pasos agigantados y son el resultado de una mala nutrición, que se agudiza con la pobreza, generando graves problemas de salud física y psicológica.


La OMS (Organización Mundial de la Salud) señala que “La obesidad infantil se asocia a una mayor probabilidad de muerte y discapacidad prematuras en la edad adulta. Los niños con sobrepeso u obesos tienen mayores probabilidades de seguir siendo obesos en la edad adulta y de padecer a edades más tempranas enfermedades no transmisibles como la diabetes o las enfermedades cardiovasculares.

El riesgo de la mayoría de las enfermedades no transmisibles resultantes de la obesidad depende en parte de la edad de inicio y de la duración de la obesidad. La obesidad en la infancia y la adolescencia tienen consecuencias para la salud tanto a corto como a largo plazo. Las consecuencias más importantes del sobrepeso y la obesidad infantiles, que a menudo no se manifiestan hasta la edad adulta, son:

las enfermedades cardiovasculares (principalmente las cardiopatías y los accidentes vasculares cerebrales);
la diabetes;
los trastornos del aparato locomotor, en particular la artrosis; y
ciertos tipos de cáncer (de endometrio, mama y colon).” (5)

Como vemos, la sobrealimentación es tan peligrosa como la falta de alimentos, entendiendo a la primera como el camino largo a una muerte lenta y silenciosa. Ante esta realidad, hoy por hoy, no tenemos alternativas a la hora de elegir nuestros alimentos, no miramos la calidad nutritiva y menos aún los sellos, puesto que para el común de los mortales lo primordial a la hora de comprar alimentos es el precio de estos, haciendo caso omiso a las advertencias de peligro de los famosos sellos. Ante este escenario no somos responsables, nuestros bolsillos no dan abasto ni ahora, ni antes. Entonces ¿quiénes son los culpables?, algunos dirán la propia gente, por otro lado, la poca información y algunes, más abesados, a la forma de producción industrializada de los alimentos. Es cierto que la megaindustria alimentaria está en la cima de los responsables ligada al modelo económico neoliberal, por ello en nuestras naciones, que están a merced del modelo económico, la salud de la gente le vale un pepino, entonces la culpablidad también recae en los gobernantes y sus políticas que solo benefician al gran empresariado y repercuten directamente en nosotres y, a la luz de los resultados, queda demostrado la inoperancia y corrupción de quienes tienen que velar por nuestra salud.

La gran estafa alimentaria

Más de un billón de pesos se repartirán durante cuatro años a un total de 14 empresas, para distribuir las raciones de alimentación de la Junaeb en siete regiones. Los detalles del proceso incluyen redes empresariales y políticas, pero sobre todo, que algunos de los ganadores se adjudicaron parte del contrato, teniendo deudas con el Estado, a pesar de que la institución se comprometió a evaluar con severidad este aspecto” [El Mostrador, Las redes tras la megamillonaria y cuestionada licitación en la Junaeb].

La JUNAEB destapó la mala alimentación de los niños y niñas, pero detrás de los datos se encuentra una larga historia de inoperancias y corrupciones. Cabe preguntarnos, cómo es que un organismo del Estado, supuestamente preocupado por el bienestar de los estudiantes, procede de tan mala forma, dando banda ancha al interés económico y al cuoteo político con los empresarios. Pues bien, la cadena parte desde sus inicios: “Las licitaciones” o a quiénes están detrás de esas mal llamadas licitaciones, o supuestos concursos. Este año 2021, las licitaciones repartieron más de un billón de pesos, botín cuantioso para los empresarios de los alimentos, pero como cual tesoro pirata, la avaricia de los postulantes no tiene limites, ni moral, pues los requisitos impuesto por el Estado muchas veces son pasados por alto o simplemente burlados por los postulantes; puesto que los participantes, tanto las empresas, como el Estado, están vinculadas y son parte integrante de un mismo juego: el saqueo coludido y consensuado, para hacer más ricos a los ricos y acarrear más pobreza a los y las pobres.

Pero ¿cuáles son las empresas que logran la adjudicarse cuantioso botín? Si bien son 14 empresas, 4 de ellas están en la controversia, pues según la normativas del concurso publico no cumplían con los requisitos. Para afirmar ello nos respaldamos en la información aportada por el medio El Mostrador, en su investigación publicada el 02 de febrero 2021 en el artículo “Las redes tras la megamillonaria y cuestionada licitación en la Junaeb(6). Aquí les dejamos parte de la publicación:

“….Una de ellas es Salud y Vida (Savisa), que funciona como un buen ejemplo de la habilidad necesaria para ganar en este tipo de licitaciones y de las redes empresariales y políticas que alcanzan a este gremio, y que durante casi una década se han repartido los fondos públicos destinados a la alimentación de los niños y niñas más vulnerables que atiende la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas.

Savisa pertenece al grupo de empresas de la familia Abumohor, que preside René Abumohor Touma y cuyos activos más reconocidos se encuentran en el sector textil, con la propiedad de Hilandería Maisa, que fabrica lanas e hilado industrial. Otra filial maneja las licencias en Chile de las marcas Arrow, Dior, Guy Laroche y Esprit, entre otras. Pero la familia –antigua compradora del Banco Osorno– también tiene negocios en el sector financiero, a través de la empresa de factoring y servicios financieros, Coval. Aquí queda demostrado los vínculos de la clase política y la mano empresarial en el directorio de Coval está el exministro e intendente y alcalde Claudio Orrego militante democratacristiano, actual candidato a gobernador de Santiago.

Para efectos de la señalada licitación, cuando se abrió el proceso de esta en octubre de 2020, Savisa debía al Estado $972.664.526, pero se adjudicó en este proceso $205.828.030.190 por un período de cuatro años.

Otra de las ganadoras que a comienzos de la licitación tenía deudas con el Estado es Hendaya, perteneciente al grupo Ipal y conocida entre el público por la marca de cereales Natur, que desde noviembre de 2020 pertenece al grupo Luksic. Justamente, porque Ipal –fundada por el empresario de origen vasco Pedro de Aretxabala– se decidió a potenciar otros rubros con las filiales de alimentos Proalsa, Innovalim, además de Hendaya. En el rubro inmobiliario poseen Rentas Paine Grande y, en el turismo, Vértice, que gestiona camping y un hostal en la Patagonia. Además de Algorta, dedicada al rubro agrícola. Con todo, Hendaya estaba registrada como deudora del fisco con $2.086.853.796, pero de todas formas se adjudicó $471.613.491.402 de la Junaeb para el contrato de 4 años.”

Estas empresas no son primerizas en la competencia de las licitaciones Hendaya demando a Junaeb (otras también lo han hecho) por supuestas irregularidades en los procesos del 2018, al no poder competir o sentir amenazada sus postulaciones.


Aliservice es otra de las empresas que logró adjudicarse una parte del contrato o, en la práctica, dos partes. Aliservice es la firma más grande del rubro en el país. Controlada por el empresario Luis Alberto Yapur, es un actor recurrente en las licitaciones del Estado. A fines de mayo, la Intendencia Metropolitana le compró 150 mil cajas de alimentos para repartir en el contexto de la pandemia, por un total de 5.250 millones de pesos.

Ahora, en el marco de la licitación de la Junaeb, esta empresa se adjudicó $219.568.500.835 aunque hasta octubre de 2020 tenía deudas con el Estado por un total de $869.412.435. Las Lagunas es otra de sus filiales. Esta no tiene deudas y en el mismo contrato se adjudicó la cifra más cuantiosa, con un total de $272.873.732.510.

Por último, otra de las empresas que mantiene deudas con el Estado pero que igualmente ganó una porción del contrato, es la Sociedad de Servicios de Alimentación S.A. (Soser), propiedad del empresario Jaime Patricio Rey, hermano de Christián Rey, que está en Distal, la firma que quedó fuera e intentó suspender el proceso con un recurso judicial. Soser se adjudicó un total de $140.195.629.029 a pesar de registrar una deuda de $2.855.598.851 al momento de comenzar la licitación.

Cabe mencionar que Aliservice y Soser fueron señaladas, en marzo del año pasado, entre las empresas con mayores niveles de incumplimiento en la entrega de las cajas de alimentos que reemplazaron a las raciones presenciales con motivo de la pandemia. “Aliservice, Soser y Distal son las empresas que presentaron mayor nivel de incumplimiento”.”

Como vemos en el artículo publicado por el Mostrador, las irregularidades de las empresas de alimentos y cómo estas llegan a la adjudicación, está más que clara. Es la incompetencia del Estado para frenar a los empresarios que hacen de la necesidad un negocio y la clase política que tiene intereses creados. Como vemos, la responsabilidad le compete al Estado y a sus representantes que hacen paso aún lado ante el problema, abaratando costos y trabajando con alimentos de mala calidad, generando malas condiciones laborales de sus trabajadores para burlar a vista y paciencia las frágiles normativas de control, para luego disfrazarlo como responsabilidad individual de las y los pobladores, que como podemos tratamos de sobrevivir en estos tiempos de pandemia, coartados de libertad y más aún de justicia social.

La Pincoya mal alimentada

Los datos son precisos, desnutrición y obesidad afectan a nuestro niñes, hoy más que nunca la precariedad toca las puertas de todes. Hoy con la falta de movilidad en el contexto de pandemia la desigualdad se ha incrementado, los ricos llenan sus arcas y la población se empobrece y lo vemos con crece en nuestro territorio: la falta de trabajo, la precariedad de la vivienda y las miserables ayudas gubernamentales agudizan las carencias de las y los pobladores y con ello la posibilidad de tener una alimentación digna, la cual se hace frente a través de organización, ollas comunes y compras comunitarias desde la población, pues la ayuda a través de la cajas de emergencia o las colaciones salidas de JUNAEB repartida por el municipio recrudecen el problema. El director de la INTA se refiere a la mala calidad de las cajas, aludiendo al negociado de la alimentación tocado en las páginas anteriores.

Siendo La Pincoya un territorio precarizado, pero no diezmado en la lucha por su dignidad, cabe señalar las contradicciones y contraste que se viven en el territorio, por un lado la falta y mala alimentación y por otro empresas que lucran y se mofan de la pobreza. Es el caso de unas de las empresas aludidas, Aliservice, que es su página señala la entrega de cajas a la población vulnerable, las cuales fueron pagadas y nunca regaladas. Esta empresa se encuentra en el sector empresarial Huechuraba, a un lado de la de la población, solo nos separan unos cuantos metros, pero también unos miles de millones de pesos, los cuales son ganando a costa del negocio de la pobreza, siendo parte del círculo de responsables del problema de alimentación.


Ante la inoperancia de los gobiernos y sus políticas de emergencia, es importante levantar las banderas de autonomía territorial más que nunca, generar proceso colectivos desde las distintas trincheras, entender que es posible dar pequeños pasos en la generación de cambios en nuestras vidas. Hay importantes ejemplos para superar la carencia alimentaría: las huertas comunitarias, los comedores populares, la ollas comunes, las compras colectivas, el mercado consciente a pequeños productores y la autoeducación de la autonomía alimenticia son el primer paso para disputar el monopolio de los alimentos a quienes ponen sus intereses económicos antes que la vida, lo importante es mantenernos organizados y conscientes, entender que las soluciones no vienen por si solas, es más, deben ser construidas por nosotres. Que la pandemia no desmovilice las esperanza de cambio, ni sus gobiernos las esperanzas de futuro .

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