lunes, 14 de junio de 2021

Los Dueños del Gas: las tres empresas que nos tendrán con frío este invierno

 X Periferia Norte – La Pincoya Informa

En nuestros cerros y pasajes hace frío, las temperaras bajan pero hay algo que sube: el gas. Mientras el invierno se acerca, las tres empresas que monopolizan el mercado del gas licuado - Abastible, Gasco y Lipigas - son investigadas por una posible Colusión en los precios.

 Sospechas

 “¡Pucha que está caro el gas!” Es una de las frases que más hemos repetido en los últimos meses. Con las temperaturas bajando y los precios de los galones de gas de 5, 11, 15 y 45 por las nubes, surge de inmediato la sospecha de una posible manipulación en los precios, tal como ocurrió en su momento con el pollo o el papel higiénico.

“Expertos” defensores del mercado argumentan que las alzas son provocadas por la pandemia, el aumento en la demanda en Asía y el hecho de que la gran mayoría del gas licuado es importado (1), mientras que Abastible sostiene que el culpable es el clima desfavorable en el hemisferio norte que aumenta la demanda y afecta a la logística (2).

Si bien es cierto que estos factores influyen, también lo es que el mercado del gas licuado está concentrado en sólo tres grandes empresas de distribución: Gasco, Abastible y Lipigas; las cuales también monopolizan gran parte de la importación del gas, su almacenamiento y su transporte, además de controlar – por si fuese poco – a la única alternativa al gas licuado como lo es el gas natural. Esta alta concentración y una posible colusión entre estas empresas ha motivado una investigación por parte de la Fiscalía Nacional Económica, la que ha establecido como hipótesis que “existen espacios en el mercado del gas que no se encuentran funcionando de forma adecuada desde el punto de vista de la competencia, lo que estaría provocando que las condiciones comerciales a las que pueden acceder consumidores mayoristas y minoristas en el país no sean las óptimas”(3).

Las sospechas de una colusión cobran aún más fuerza al revisar el historial de sus protagonistas: Lipigas (Lima Gas) fue multada en Perú en 2017 por coludirse para subir los precios y los controladores de Abastible, el grupo Angelini, se coludieron para financiar ilegalmente a la política a través de Corpesca.

El mercado del gas licuado: “se pagan y se dan el vuelto”

El gas licuado de petróleo o GLP es el combustible más consumido por los hogares chilenos; lo usamos principalmente en forma de cilindros o galones (llamados popularmente “balones”) para ducharnos, lavar la loza o calentarnos en la estufa. Del total de dinero destinado por las familias a servicios básicos, el 19% corresponde a gas licuado en galones (4).

El GLP es una mezcla de gases (principalmente butano y propano) que se obtienen del proceso de refinación del petróleo y el gas natural. Los componentes del GLP son gases a temperatura ambiente, pero cuando se someten a bajas presiones o a refrigeración pasan a estado líquido, se licúan. De ahí su nombre y de ahí que en nuestros galones el gas esté dentro en estado líquido (tome el galón y muévalo para sentirlo) pero al salir lo haga en estado gaseoso.

El GLP se produce en las refinerías de petróleo o plantas de procesamiento de gas natural y se transporta en estado líquido hacia plantas de almacenamiento y distribución mediante buques, camiones o gasoductos.

En Chile, la Empresa Nacional del Petróleo- ENAP produce GLP en sus refinerías las regiones de Valparaíso, Bío Bío y la planta Cabo Negro en la región de Magallanes, sin embargo, este sólo alcanza a cubrir el 25% del consumo interno. El resto debe ser importado, ya sea vía terrestre (camiones o trenes desde Argentina y Perú), poliductos (que traen el gas desde Argentina a Magallanes) o vía marítima a través de buques (la gran parte del gas importado lo hace por mar).

El GLP es comprado a las compañías proveedoras extranjeras por las empresas que controlan los terminales marítimos; estas lo transportan por mar (vía flete de buques), lo descargan, almacenan y despachan por gaseoductos o camiones. Existen 3 grandes terminales por los cuales el GLP ingresa al país:

- Gasmar: es el principal terminal e importa GLP proveniente de Estados Unidos (y en menor medida de Argentina y Perú) y tiene sus principales instalaciones en la Bahía de Quintero. Sus propietarios eran hasta este año Gasco y Abastible, sin embargo, luego de una resolución del Tribunal de Defensa de la Libre Competencia y su ratificación por la Corte Suprema, ambas empresas anunciaron en mayo que venderían sus acciones a la sociedad Inversiones Arco 4 SpA (5), que es parte del Grupo Arroyo Energy (fondo de inversión estadounidense enfocado en el área energética).

- Oxiquim: cuenta con terminales en Mejillones, Quintero-Punchuncaví y Escuadrón (Coronel). Propiedad de la familia Navarrete Rolando (cercana a Augusto Pinochet), abastece de GLP a Lipigas. Esta empresa ha sido acusada (junto a otras como Enap y Nexxo) de la contaminación e intoxicaciones en Quintero y Puchuncaví, lo que les ha valido allanamientos por parte de la PDI, demandas judiciales y formulación de cargos por parte de la Superintendencia del Medio Ambienta (SMA).

- Hualpen Gas: controla las operaciones del Terminal Marítimo de San Vicente y sus propietarios son Abastible y, hasta el 2020, Gasmar.

Gasmar, Oxiquim y Hualpen Gas transportan el GLP desde sus terminales a los centros de producción y consumo en camiones o gasoductos, siendo este último el medio principal. Los principales gasoductos van desde Quintero a las plantas de almacenamiento, envasado y distribución, dentro de las cuales destacada la planta de Gasco ubicada en Maipú. La principal empresa de transporte por gasoductos es la Sociedad Nacional de Oleoductos – SONACOL, controlada por la Compañía de Petróleos de Chile – COPEC (del grupo Angelini al igual que Abastible), Esmax Inversiones (perteneciente al fondo de inversión Southern Cross Group), Invexans (del Grupo Luksic), Abastible y ENAP. En tanto en la zona centro sur, la distribución desde el terminal de San Vicente se realiza por gaseoductos y camiones cisternas.

Llegado a los depósitos de almacenamiento principales de Gasco, Abastible y Lipigas, el GLP se traslada a las plantas de distribución donde el gas es envasado en cilindros o cargado en camiones para abastecer los estaques de las redes locales de departamentos, condominios, etc. Los cilindros de gas luego son vendidos directamente por los camiones de la compañía o vendidos para su reventa a distribuidores locales como los que vemos cotidianamente en nuestros pasajes.

Como se observa, es un mercado absolutamente concentrado: Abastible controla los terminales a través de su participación en Gasmar (aun en vigencia al momento de escribir estas líneas) y Hualpén Gas, controla la distribución a través de Sonacol y distribuye como Abastible; en tanto que Gasco es distribuidor y también participa del control de Gasmar y hasta el 2020 de Hualpén Gas. En otras palabras, se pagan y se dan el vuelto.

Los dueños del Gas

¿Recuerdan la imagen de aquel prepotente tipo que exigía “salgan de mi lago”? Él es Matías Pérez Cruz, de la familia Pérez Cruz, los controladores de Gasco. Situada en la extrema derecha, la familia Pérez Cruz ha sido vinculada en la desaparición de campesinos en la hacienda Liguay – de su propiedad – en la comuna de Paine durante la Dictadura Militar, favorecida por el proceso de privatizaciones impuesto por el régimen y ahora convertida en financista de José Antonio Kast. (6) 

Abastible, por su parte, es filial de Empresas Copec S.A., controlada por AntarChile del Grupo Angelini, controladores también de Corpesca (la empresa involucrada en el financiamiento irregular de la política para la aprobación de la Ley de Pesca), Celulosa Arauco y Constitución, Sociedad Minera Isla Riesco, entre otras. A través de Copec, el grupo Angelini es propietario, junto a CGE Gas Natural (del Natury Energy Group de capitales españoles), de Metrogas, la principal empresa de distribución de gas natural del país.

Por último, tenemos a Lipigas, controlada por un grupo de familias articuladas alrededor de la familia Yaconi-Santa Cruz y sus socios: familia Santa Cruz Negri, Santa Cruz Munizaga, Yaconi Aguayo, Binimelis Yaconi, Noguera Briceño, Ardizzoni Martin y la familia Vinagre. Los Santa Cruz Negri controlan además AD Retail, la propietaria de ABC Din y Dijon.

Oligopolios

Los grandes empresarios y sus representantes políticos y gremiales enarbolan siempre la defensa de lo que llaman “libre mercado”, pero si uno comienza a observar a sectores como el alimentario, el forestal, las farmacias y el GLP, lo que menos hay es un “mercado libre”. Lo que tenemos es el control oligopólico por parte de un reducido número de compañías de áreas vitales de la economía nacional. Y allí donde hay oligopolios la tendencia siempre ha sido la búsqueda de la Renta Monopolística, es decir, la obtención de ganancias subiendo los precios gracias a la inexistente competencia. Por cierto, puede haber dos, tres o cuatro empresas en un mismo mercado y uno podría pensar que estas compiten entre sí. Pero para ellas siempre es más fácil y rentable no competir y acordar los mejores precios según sus intereses a costa de los usuarios y consumidores; esto es lo que se llama Colusión y es lo que actualmente está investigando la Fiscalía Nacional Económica en el mercado del GLP.

En los últimos años, gracias a la presión de los consumidores sobre las entidades reguladoras, parte de la estructura oligopólica del gas se ha ido quebrando. Gasmar dejará de pertenecer a Abastible y Gasco, para ser propiedad de otra empresa con intereses en el mercado energético, otra empresa con afán de lucro. La pregunta es entonces si el acceso universal y a bajo costo a las fuentes energéticas vitales para la vida y funcionamiento de los hogares chilenos debiese ser un derecho garantizado para todos y todas y si debiese ser una empresa pública la que se hiciera cargo de las áreas económicas estratégicas y vitales para el funcionamiento del país, en vez dejarlas en manos de los intereses de lucro del sector privado.

Mientras damos esa discusión, los precios siguen en las alturas y el frio se hace sentir con más fuerza, sobre todo en las tomas que han surgido en nuestros cerros. Algo huele mal con el gas y no es precisamente por una fuga.

 

 

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